Santos, extraños y foráneos [Sobre "Forasteros. Tres narraciones peregrinas"], Kiri J. Lezzorno





Sobre Forasteros. Tres narraciones peregrinas

Historias desencadenan historias; reflejadas, plasmadas en un fondo, sobre un velo, a través de un sello. Un relato que habita el limbo aquel al cual, en algún momento, llegamos todos. Podría decirse, anestesiarse, suprimirse tal vez, un párrafo que diga “Si no llegas, no has vivido”, como si fuera algo más que un juego de artificios relamidos, sin sentido, con final. El absoluto acá se desempolva, se sacude un poco, se hace adulto, madura, trasciende. Como la vida misma, se dirá. La amistad, del primer texto (“Despertares”), el aspecto oculto de una ceremonia (“Ritual”), la evocadora imagen de una esquina (“Ciudad de ángeles”), nos llevan a un lugar hecho de retazos, que evocan, como ya se dijo, ese velo que desenfoca y, a la vez, separa a todos en ‘atentos’ y ‘familiarizados’. Podemos ir de un lugar a otro, habitar una clínica psiquiátrica, un bar, caminar por una calle, deducir gestos, vestimentas, “extrañezas” que hacen pensar en enviados, que recogen nuestros restos y los llevan a sus pies.

 

“Los dioses, o los ángeles, tienen un curioso, una especie de definitivo sentido del humor” (p. 22) es un aserto que nos adelanta el juego, la estrategia. El narrador nos sostendrá en el vacío, quiere prevenirnos, durante la lectura (y lo que duren sus resabios), susurrándonos aparte, un texto u otro, una breve escena, leve, aparentemente insustancial, hasta que desencadena y roza el tímido secreto. Es la h0ra de volver, podrá decirnos. Es la hora de regresar a “este lado de las cosas”, donde el cuerpo se hace tangible otra vez y las conversaciones pueden registrarse.

 

Al decir “Tampoco pregunté nada ni lo comenté nunca con ningún otro cliente” (p. 60), se expone la fragilidad, ante la mujer, ante el acertijo, ante la posibilidad, ante lo que encontrará del otro lado. No es recomendable continuar, pero continúa. Sigue, espía, atisba... más allá, mucho más allá de un par de acciones que podrían resultar chocantes. Atisba más allá, más allá... repitiendo como uno de estos personajes: más allá, más allá; con la mirada perdida, mirando, precisamente, “mucho más allá”, en aquel lugar donde al menos una parte de esta ecuación, de una o dos variables.

 

“No deberías pensar tantas cosas sin respuesta” (p. 78) nos reubica, nos devuelve a esta especie de meseta ignara que nos mece suavemente, a veces nos zamarrea un tanto, o bastante, o lo suficiente; pero que, finalmente, es el lugar conocido que nos acoge, en alguna medida; podríamos decir que es el “hogar”, el lugar en donde el artificio se revela. Ya no hay un cuarto oscuro, ni secretos, tampoco hay completitud. Lo que sí existe es una descripción, a velo descorrido, en donde se manifiesta el alcance de esta comunicación trunca: no podemos, no debemos, no sabemos. Una triada de imposibilidades que comulgan en esta intolerable calma que nos proporciona el no saber, el no atisbar; peor aún, el ni siquiera querer hacerlo.

 

Forasteros... es un libro valiente, arrojado, literalmente, que nos expone una situación en tres niveles, a la manera de una pintura medieval, en donde el renglón alto nos permite oler la brisa, acaso, como instancia última de diálogo, mientras la sacerdotisa, médium o profeta, se hace cargo de su escuálida entelequia. Es un libro de potencia ilimitada, literalmente. Y como todo artefacto literario, será mejor recibido si es mayor el apronte y habilidad al crear mundos, aparte del que habitamos, siempre limitado por el también siempre sospechoso encuadre racional; deshacerse de todo lastre cultural y despegar liviano, saber viajar ligero. 

 

Es este un libro íntegro, complejo a pesar de su aparente naturalidad, y orgánico, con tres historias que se entrelazan y complementan a la perfección, en cada fístula, en cada engranaje o hendidura. Un volumen a leer y reservar para aquellas noches invernales, cuando el viento mece los árboles ahí afuera, y el bosque nos ofrece un espectáculo infinito de sombras, sonidos y otras eventuales reverberaciones.