El poeta, Joaquín Cifuentes Sepúlveda



Yo soy el caminante de las más largas sendas,

hijo de no se sabe qué país de leyendas,

llevo en mí la corriente de una fuerza infinita,

atavismo siniestro de una raza maldita

de inquisidores y hoscos capitanes fenicios...

Mis pensamientos son mis virtudes y vicios,

y yo los llevo sobre los hombros doloridos

como lleva el Señor los mundos suspendidos

en la diestra divina...

Yo rijo sus destinos

y los realizo sobre la faz de los caminos.

 

Tengo un gesto vibrante de héroe atormentado,

lo quiero tanto, tanto, porque lo he conquistado

con valentía, como en combates heroicos

antes luchaban dioses con gigantes estoicos

por las coronas verdes de las glorias... O por

la sonrisa de alguna cautiva de color.

 

Y después de esta fuerte fiereza, solamente

soy el último vástago de un siglo decadente.

Tengo perdidos todos los senderos... Ninguna

voz honda mía deja de ladrarle a la luna...

Soy un niño muy blando, pese a mi gesto altivo,

me he repetido en todo soñador sensitivo.

 

Estas palabras mías, viejas palabras son,

todos las dicen, todos, al sentir emoción...

Pero, han creído algunos que yo tengo en la voz

un no sé qué de suave...

¡Muchas gracias a Dios!

 

 

 

en El poeta del sombrero morisco y otros poemas (Antología)

Boca Budi Books, 2024